miércoles, 16 de mayo de 2012

Rafael Sanzio de Urbino


(Nació en Urbino, un viernes santo 06 de abril de 1483 – y fallece en Roma, un Viernes santo 07 de abril de 1520).
Además de su labor pictórica, que sería admirada e imitada durante siglos, realizó importantes aportes en la arquitectura y, como inspector de antigüedades, se interesó en el estudio y conservación de los vestigios grecorromanos.
En su tiempo fue el pintor más apreciado, hoy día se le considera pobre en lo expresivo y por eso ha descendido en la escala de valores históricos; el cambio del gusto y la filosofía del arte hicieron bandear el prestigio de Rafael, quien como murillo, se ha convertido en una víctima de la evolución estética.
Nacido en  Urbino, de la Umbría, donde también dejaron su huella artística Donato Donatello y el dálmata Laurana, abandono su pueblo para trasladarse a Peruggio y poder asistir a su escuela de arte, la escuela de Umbría parecida a la Florentina. En su primera etapa es imitador del Perugino, el artista con rostros en forma de pera, llegando a confundirse sus obras; es cuando Rafael se entrega de lleno al estudio del colorido, composición, perspectiva, etc. Ciencia sin las cuales sería imposible la pintura para un italiano del Renacimiento.
A esta fase pertenecen las “Las bodas de la Virgen”, pintada a los 21 años de edad, obra muy del siglo XV. De Peruggio se marcha a Florencia para impregnarse del verdadero ambiente renacentista en la Toscana. A esta etapa corresponden sus “Madonnas”, mostrándose Rafael más personal, sensible y correcto. “Virgen del Jilguero”, “Madonna di Casa Colona”, “Madonna Esterházy”, la del “Gran Duque” la de “La Pradera”, la de “La silla”, etc. En su tercera etapa Rafael pasa a Roma, llevado por su padre político el arquitecto de San Pedro Vaticano, Bramante. En Roma reside hasta que se marcha a mejor vida, no sin haber dejado tras si la estela de su genio pictórico. A la muerte de su suegro se encargo de la obra iniciada en San Pedro, llego a realizar varios planos que acabo destruyendo Miguel Ángel.
En Roma, foco universal del arte clásico renacentista con la única competencia de Venecia y Florencia, Rafael madura su euritmia, para él el ritmo lo es todo en la obra. Euritmia, buenas proporciones, belleza, equilibrio, ideal. Que consigue por medio de un álbum con dibujos de modelos, elegía Rafael una nariz, una oreja, una pupila, una frente… Ensamblaba estos elementos y recomponía un rostro ideal, sin tacha, aunque muchas veces inexpresivos. El ensamble de las partes lo realizaba por medio de un método llamado “Ovo” proporción matemática que aplica a las líneas y a los ángulos de las mismas consiguiendo la armonía perfecta. Esto explica que no copiara del natural y su frialdad mental de puro matemático sin sentimientos. En Roma dejo su mejor obra, un fresco llamado “la escuela de Atenas” pintado en las estancias del vaticano; se le considero como obra fundamental de la cultura Romana. Se trata de una alegoría con fondo atencional en personajes importantes: Platón, Diógenes, Euclides. El principal encargo de su carrera, que quedó sin terminar a causa de su muerte y fue completado por ayudantes.
Por su mesura, su suavidad y su armonía, el arte de Rafael resume toda la tradición del Quattrocento.
También las cualidades pictóricas de Piero de la Francesca influyeron notoriamente en su arte; sus huellas se ven en la clara proporción entre los llenos y los vacios, la intensidad de los contrastes del claroscuro y la preocupación por la perspectiva.
Llego a Florencia en 1504, cuando Leonardo había pintado ya la “Santa Ana” y la “Gioconda”, y Miguel Ángel había labrado su “David” sentando las bases del arte moderno.
Junto a Leonardo, convertiría en clásico el arte del renacimiento; sus temas preferidos en el periodo Florentino serán la “Sagrada Familia” y “La Virgen con el niño”, que repite una y otra vez en busca de un orden compositivo y formal, donde sufre la influencia de Leonardo.
Rafael fue el heredero de la tradición de los maestros del Quattrocento que le precedieron y habían ya elaborado todo el lenguaje del naturalismo que el arte nuevo necesitaba. La anatomía, la proporción, la armonía, la perspectiva del dibujo y la del color, el claroscuro, el movimiento, ya formaban alrededor del  1500 la herencia pictórica del Renacimiento; a partir de allí, muchos caminos estaban abiertos: En el fondo, Rafael fue un verdadero y genial representante de las corrientes humanísticas, y su eclecticismo así lo demuestra.
De esta manera, Rafael, “El Divino” se coloca en la cúspide de la cúpula artística, pero no hubiera sido posible sin la estructura de base que fue todo el Quattrocento florentino.
Son también obras de Rafael Urbino: “La Velata”, el más bello rostro de una mujer pintado por Rafael y que representa posiblemente a su amada “La Fornarina” el retrato de “El papa León X con los cardenales Julio de Médicis y Luis de Rossi”  “El Cardenal”, “Juana de Aragón”, de la que Rafael solo pinta el rostro, dejando el resto a cargo de su destacado discípulo Giulio Romano, siendo evidente que esta duplicidad paternal riba unidad al cuadro; “Entierro de Cristo”, retablo, realizado en Florencia. Como pintura de estancia debemos recordar “La misa de Bolsena” y el “Papa León frente a Atila”, esta ultima poco feliz.

Libros:
- Apuntes en el arte desde el Renacimiento hasta hoy. 1988.
A.H. FLORIT
Páginas 74, 75,76.
-          Bases para una interpretación de la historia del arte. 1970
Páginas 288. 289, 290.

OBRA A REINTERPRETAR

"LA MADONNA SIXTINA"



La Virgen y el Niño están situados en el eje axial, y su mirada se dirige al frente, diferenciándolos de los demás personajes, con vinculaciones subordinadas. La dirección de la mirada empieza por San Sixto, llega a la Virgen, y baja por Santa Bárbara a la derecha, para acabar en los dos angelitos que vuelven a situarla en las figuras centrales.
Rafael Sanzio es un óleo sobre lienzo y pertenece al periodo del renacimiento italiano conocido como Cinquecento. Se fecha entre 1512 y 1514. Actualmente puede verse en el museo Gemäldegalerie de Dresde.
Se cree que fue un encargo del papa Julio II estaba destinado al altar mayor del templo de los monjes de san Sixto de Piacenza. También se piensa que su destino final era decorar la tumba del pontífice que era devoto de San Sixto.


El lienzo de la Virgen, el Niño Jesús, San Sixto y Santa Bárbara se caracteriza por el espacio imaginario creado por las propias figuras, que están de pie sobre una cama de nubes, circundadas por un gran telón abierto. La figura de la Virgen transmite la sensación de estar descendiendo del espacio celestial hacia el mundo real, en el que el cuadro está colgado. El gesto de S. Sixto y la mirada de Santa Bárbara parecen dirigirse a alguien que está detrás de la balaustrada en la parte inferior del cuadro (quizás un creyente). La Tiara papal, posada sobre dicha balaustrada, sería el nexo de unión entre el espacio pictórico y lo real.
Generaciones de visitantes a la Gemäldegalerie de Dresde han quedado profundamente impresionados por la forma en la que Rafael representó a la Virgen en esta pintura. Se ha reproducido numerosas veces, hasta el punto de que esta Madonna de San Sixto es un prototipo, la imagen idealizada de la Virgen María, acentuando su carácter espiritual. Por lo demás, el detalle de los pequeños ángeles que están sobre la balaustrada, conocidos como Angelitos, ha sido reproducido y versionado en numerosas ocasiones.
La Virgen aparece desde detrás de una cortina, confiada y aun así dubitativa. La cortina proporciona la ilusión de ocultar su figura de los ojos del espectador y al mismo tiempo de ser capaz de proteger la pintura de Rafael.

El nombre de San Sixto proviene de la palabra latina que significa “seis” o “sexto”, y hay seis figuras en el lienzo.
En este cuadro, Rafael, a través de un proceso de depuración iconográfica que libera el cuadro de elementos accesorios, representa no la visión de lo divino por parte de los devotos, sino lo divino que aparece y se dirige a los devotos, aquí no representados sino claramente perceptibles, a través de los gestos y las miradas del grupo sagrado al contemplar la tienda y la balaustrada que sirven de punto de contacto entre lo celeste y lo humano.

Curiosidades de la obra
Se cree que los modelos para el cuadro fueron; el papa Julio II para San Sixto, una sobrina de este para Santa Bárbara y Fornarina (amante de Rafael) para los rasgos de La Virgen.
Rafael pinto seis dedos en la mano derecha del papa porque esto representaba que tenía un sexto sentido para interpretar sueño proféticos.
El cuadro está pintado sobre tela y esto es algo insólito, Rafael casi siempre lo hacía sobre tabla. La explicación que se da es que el cuadro fuera pensado para usarse en un estandarte procesional.
Los angelitos de la parte inferior son más conocidos que el cuadro se han hecho famosos en todo el mundo. Se reproducen como laminas y se usan como decoración en multitud de objetos.




Este tipo de ángel aparece por primera vez en el renacimiento y se llaman Putti derivado del término Putto que significa niño en italiano.

Aire: El estilo de Rafael era hacer figuras reales, envueltas en un halo místico ya sea por el uso de colores terrosos como el uso de una atmósfera difuminada que ayuda a tener la idea de espacio.

Detalle: Sin duda, la obra de Madonna Sixtina no sería conocida por el gran público si no fuera por los famosos angelotes. Los querubines posan en el alfeizar del cuadro y se han convertido en un símbolo, vendido hasta la saciedad en todos los puestos de Italia.
Ángeles: Los ángeles expresan a la perfección la melancolía de la Virgen y el niño. A este tipo de ángeles pequeños en el Renacimiento se les denominaban Puttis, un estilo de ángel regordete, con mofletes rosados y expresión tierna.


Colores: Prevalece una tonalidad de pardo rojizo y dorado, con fragmentos de marfil claro, amarillo, azul verdoso, marrón oscuro y rojo brillante. Las formas resplandecientes parecen estar inmersas en una atmósfera cristalina, cuya esencial es el cielo azul claro.


miércoles, 21 de marzo de 2012

Texto Reflexivo

LA VIRGEN MARÍA, ADORACIÓN E IMAGEN ETERNA

     “La Virgen María, según la presentación romana, es una ficción eclesiástica que ha crecido con los siglos hasta ser hecha un dogma de la Iglesia Católica por la declaración arbitraria de Pío IX, de que ella nació sin pecado y vivió así. La virtud casi omnipotente de ella es calculada para obscurecer la obra de expiación de Cristo y la suficiencia plena de su intercesión a la diestra de Dios.”1

Para un cristiano fiel, piadoso y devoto,  la Santísima Virgen María es la Madre de Dios y por ende, se le debe venerar y honrar. María, tiene un lugar privilegiado en la Iglesia Católica, pues desde su tradición creemos que ha tenido una vida de castidad y pureza, de tal manera que Dios la consideró digna de ser la mujer y madre en la cual se encarnó el Verbo de Dios.
Esta elección divina no fue un azar del destino, sino por la plenitud y sinceridad de las virtudes que ella manifestaba; Dios miró su corazón invadido por la fe y la humildad, pues, en esa humildad de la Virgen, está la máxima expresión de sus virtudes.

Alrededor de la historia de la humanidad, se han creado diversas manifestaciones artísticas sobre la concepción en lo referido a la Virgen María, esto es, las diferentes interpretaciones de cada una de las clasificaciones existentes de ella, cada una tiene una acepción dependiendo de sus elementos compositivos y en la forma en que se representa, develando aspectos y características propias de la religión ortodoxa, con el fin de garantizar en la persona devota sentimientos y reafirmar su creencia en los principios evangelizadores. Es así, que cada cultura, cada país posee una iconografía diferente de la imagen de la Virgen María, en donde refleja las tradiciones y estilos de vida de la región.

En la actualidad, se evidencia que el rezo, el culto y la devoción en general de los íconos religiosos para la comunidad católica, apostólica y romana, se debe en parte al legado, tradición y enseñanzas con las que nuestras familias nos formaron en principios, valores y religión; esto no quiere decir que, esa devoción o adoración a los “seres supremos” sea en vano o por ser impuestos como una obligación, solo es cuestión de hábitos y costumbres con los que se educa, los cuales son indispensables e inherentes para la formación y constitución como ser que habita en una sociedad, en donde debe valerse de argumentos, posturas y formas de pensar para enfrentar en el día a día y, así identificarse de los otros.

Aunque para muchos otros el hecho de venerar la imagen de santos o rezarle, adorarle e idolatrarle, vaya en contra de sus principios y creencias predicadoras; aunque existan y sean cada vez más evidentes y frecuentes las diferencias, las contradicciones y los enfrentamientos hacia la forma en que la Iglesia ha manejado la religión y ha hecho caso omiso - por decirlo de alguna forma - a lo que predica el libro sagrado, la Biblia, que no se debe adorar ni rendir culto alguno a estatuas e imágenes, solo existe un Dios y a él se debe adorar, vemos y compartimos la postura del catolicismo de justificar que el hecho de decorar y contar con imágenes de santos en las iglesias, no es sinónimo de ir en contra de las posturas evangelizadoras ni mucho menos el fomentar en los discípulos comportamientos considerados como pecados, todo radica en la posibilidad que brindan estas imágenes y estatuas de tener y contar con la “certeza” de que lo que se está rezando y ofrendando, tiene un “receptor”, y no se  le está pidiendo al aire, a la nada, es una forma de visualización necesaria para establecer un sistema de significación propio de la actividad comunicativa, con la que a diario nos enfrentamos – emisor – mensaje – canal – receptor.


  Podemos decir que el culto mariano se ha desarrollado hasta nuestros días con admirable continuidad, alternando períodos florecientes con períodos críticos, los cuales, sin embargo, han tenido con frecuencia el mérito de promover aún más su renovación.

- El primero es la Theotocos o Madre de Dios: cuyo punto de partida fue el Concilio de Efeso, en el 431, que exaltó la maternidad divina de la Virgen en el culto, en la liturgia y por supuesto en el arte. Lleva naturalmente al Hijo y se le concede el lugar honorífico del ábside, donde la representaron en forma ideal y abstracta los iconógrafos de los siglos V y VI, a veces entre las nubes aparece el detalle teológico de la Mano Divina, la Dextera Dei.


Este tipo nos presenta a la Virgen sentada en el trono y con vestiduras reales. Tiene origen en las pinturas de las catacumbas romanas, representando la adoración de los Magos. La tradición habla de Constantinopla como "Ciudad de la Theotókos", desde la inaguración de la nueva capital. Un texto litúrgico, hace explícita referencia a la consagración de la ciudad a la Theotokos, y la iconografía lo reafirma en un mosaico de la iglesia de Santa Sofía que representa a la Madre de Dios en un trono y, a su lado, de pie Constantino (a la izda. de la Virgen) y Justiniano (a la dcha.). El primero le ofrece la ciudad de Constantinopla y el segundo la Iglesia de Santa Sofía.

- La Virgen Orante: Con las manos en oración y el Niño Jesús en un círculo de gloria. La figura de la Madre de Dios Orante es conocida desde los tiempos más primitivos del cristianismo y deriva de las imágenes de orantes que aparecen en las catacumbas romanas. A partir de los siglos IX-X, después de la victoria sobre los iconoclastas, aparece este mismo cánon de la Orante con el busto del Enmanuel circunscrito en un medallón, sobre su pecho. Es un ejemplo concreto de derivación bizantina del modelo de las catacumbas, con su añadido propio y con un nuevo nombre: "Madre de Dios del Signo".

- La Virgen Psychosostria: Que salva nuestras almas.
- La Virgen de la pasión: Conocida en Occidente como la Virgen del Perpetuo Socorro, con los ángeles que llevan los instrumentos de la pasión y el Niño que mira asustado hacia el futuro que le espera.
En ti se alegra..., es un icono que recuerda una antífona que se reza en Oriente después de la consagración eucarística.

- La Virgen Consuela mi pena :Representa a la Madre de Dios que consuela las penas de los fieles.

- La Virgen de la Deesis, o Intercesión: Con una humilde actitud de oración y de firme intercesión ante su Hijo por la Salvación de todos.

Entre las imágenes de la Virgen en sus misterios recordamos: La Concepción de Joaquín y Ana que representa a los esposos delante de la puerta del templo de Jerusalén, la Natividad de la Virgen, la Presentación de la Virgen en el templo, la Anunciación de la Madre de Dios y la Visitación de la Virgen a su prima Isabel.

El icono de la Dormición o Koimesis presenta a la vez a la Virgen dormida y recibida por el Señor en la gloria.

- La Virgen Odighitria: La que indica el camino, nos presenta a Jesús señalando que es Él el camino. Es de procedencia siria y es el cánon iconográfica más antiguo que se conoce. Los primeros testimonios de esa tipología mariana vienen del siglo VI, en concreto del Códica de Rabula (568), y también de los frescos egipcios en Saqqára y El Fayyum.

Un icono de esta tipología, atribuído a San Lucas, estaba en un célebre monasterio-santuario, edificado por Miguel III (842-867) en Constantinopla, llamado Odigós, esto es: "guía". Era la llamada "iglesia de los guías", porque según la tradición allí iban a rezar antes de las batallas los "guías" del ejército. Fue muy popular, Justiniano la mandó poner en los mástiles de los barcos y vino a convertirse en el paladio de la ciudad. Estuvo junto al último emperador cuando cayó ante los turcos en el año 1543.

 
- La Virgen Eleousa: Se trata de una composición de la Madre de Dios y Jesucristo, en actitud de ternura entre la Madre y el Hijo, subrayando la piedad de éste último, que, en la mayoría de reproducciones, con un brazo sorprendentemente largo circunda el cuello de la Madre y se acerca a su rostro con signo evidente de la ternura y misericordia de Dios que tiende hacia la humanidad representada en María y se le acerca como Salvador y Consolador.

- La virgen Galattotrefoussa: La que alimenta con la leche de su pecho al Niño.


- La Virgen Kyriotissa: O Señora, porque tiene el Niño entre sus rodillas cono sentado en un trono.

- La Virgen Panaghia, o Toda Santa: Porque, recubierta con un manto rojo que indica la santidad del Espíritu Santo, expresa la plenitud de la santidad externa e interna.

- La Platytera: Que contiene el Incontenible, o Inmensa que contiene el inmenso.
María Icono de la iglesia
María es el icono de la iglesia. A su alrededor, en el símbolo de la iglesia madre de Sión (el lugar de la dormición de la Virgen en Jerusalén) se concentra la iglesia apostólica, la misma que encontramos en los iconos de la Ascensión y de Pentecostés, con las nuevas generaciones de pastores y discípulos del Señor. Los ángeles, (Iglesia del Cielo) están presentes. maría es el icono, la figura femenina de esta Iglesia, llamada también a una dormición, a un tránsito glorioso que no deja de ser un paso por la muerte. Acogida en el cielo como criatura, glorificada en maría, la Iglesia se contempla en la Virgen. Ella, la Virgen, es ya lo que seremos. Icono escatológico de la iglesia, certeza de su glorificación, parte del Cuerpo místico de Jesús reintegrado ya en la gloria. Morada de Dios y Jerusalén celestial, Mujer nueva; es la Esposa recibida por el Esposo en la gloria. Maria es la Iglesia glorificada.
La dimensión antropológica de la Asunción es evidente y llena de esperanza. El cuerpo yerto de la Virgen, suavemente orientado hacia lo alto, no habla de la verdad de una muerte real pero abierta a la vida, por lo tanto de una dormición. la Virgen, acogida por Jesús como niña, es el símbolo de la humanidad nueva, de la nueva creación, esperanza de una pascua del universo, de los cielos nuevos y de la tierra nueva. maría es tierra pascual, paraíso glorificado, carne transformada, inmortalidad prometida a todos los que en Cristo se dejarán transformar en humanidad nueva ya aquí en la tierra.

ICONOS RELIGIOSOS


Un icono (del griego eikon: ‘imagen’) es una imagen, cuadro o representación; es un signo que sustituye al objeto mediante su significación, representación o por analogía, como en la semiótica.
En el campo de la informática, un icono es un pequeño gráfico en pantalla que identifica y representa a algún objeto (programa, comando, documento o archivo), usualmente con algún simbolismo gráfico para establecer una asociación. Por extensión, el término icono también es utilizado en la cultura popular, con el sentido general de símbolo; por ejemplo, un nombre, cara, cuadro e inclusive una persona que es reconocida por tener una significación, representar o encarnar ciertas cualidades.
En la ortodoxia oriental y en otras tradiciones de pintura cristiana, un icono es generalmente un panel plano en el cual aparece pintado un santo o un objeto consagrado (como Jesucristo, la Virgen María, los santos, los ángeles o la cruz cristiana). Los iconos también pueden ser en relieve y estar hechos de metal, esculpidos en piedra, bordados, hechos en papel, mosaico, repujado, etc.
La palabra griega eikon significa ‘imagen’ o representación de cualquier tipo. Nada implica la palabra sobre santidad o no santidad, ni veneración. En los Evangelios griegos, la palabra eikon aparece repetidamente.

Iconografía religiosa
En la tradición popular, a algunos iconos se les atribuyen cualidades milagrosas, como haberse movido, haber hablado, llorado o sangrado, y existen numerosos informes acerca de iconos a través de la historia. Las religiones han hecho un continuo uso de las imágenes, ya sea bidimensional o tridimensional. Algunas (como el hinduismo) poseen una iconografía abundante, mientras que otras (como el islamismo) limitan severamente el uso de representaciones visuales. La función y el grado en que las imágenes son utilizadas o permitidas, y si son empleadas con propósitos ornamentales, instructivos, de inspiración, o bien si se les da el trato de objetos sagrados de veneración o devoción, todo depende de los estatutos, mandamientos y consideraciones de cada religión..
La tradición de la pintura de iconos se desarrolló con gran fuerza en el Imperio bizantino, principalmente en la ciudad de Constantinopla. Después de la caída de Constantinopla ante los turcos en 1453, la tradición pasó a regiones influenciadas previamente por la religión, tales como Rusia, Georgia y Creta.
En Rusia los iconos generalmente fueron pintados sobre madera, ya fuese en pequeñas tablas o en grandes paneles. Los iconos son considerados como si fuesen el Evangelio que exudan un aceite fragante con propiedades curativas. Supuestamente, muchos de los iconos milagrosos no han sido pintados o elaborados, sino que han aparecido en algún objeto natural, paredes, muebles, etc.
En el hinduismo los iconos son llamados Murti. Se les adora ofreciéndoles sahumerios, lámparas de fuego, agua, alimentos. Se les baña y perfuma, y se les viste como si fueran Dios en persona.

"MARIA"
Es el nombre que se usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret.
Para los cristianos católicos, ortodoxos, coptos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, son más usadas las expresiones «Santísima Virgen María», «Virgen María», «Madre de Dios» o simplemente «La Virgen». En el islam se usa el nombre árabe Maryam.
Cuando miembros de las órdenes de frailes medicantes, como los Franciscanos y Dominicos, fueron los primeros en encargar la pintura de paneles con la representación de la Virgen María como Madre de Dios, este tipo de pinturas se volvió rápidamente popular en monasterios, iglesias parroquiales y casas. Algunas imágenes de la Madonna fueron pintadas por organizaciones laicas conocidas como cofraternidades, cuyos miembros solían cantar alabanzas a la Virgen en capillas pertenecientes a espaciosas Iglesias nuevas o reconstruidas, a veces dedicadas a María.
Aunque muy pocas de las primeras imágenes de la Virgen María se conservan, es posible rastrear las raíces de la Madonna en el arte de las comunidades cristianas más antiguas de Europa, el norte de África y Oriente Medio. Muy importantes para la tradición italiana son los iconosbizantinos, especialmente los de Constantinopla, ciudad capital del más largo y duradero imperio de la civilización del medioevo, estos Iconos tuvieron gran importancia en la vida civil y fueron celebrados como milagrosos. 
La herencia de los iconos Bizantinos en las representaciones italianas de la Virgen María es doble:
  • Primero. En cuanto a la técnica y materiales: fueron pintadas originalmente en témpera (yema de huevo y los pigmentos de la tierra) en paneles de madera. A este respecto, comparten la herencia romana antigua de los iconos Bizantinos. Las imágenes más tempranas de la Virgen María se encuentran en Roma, el centro del cristianismo en el oeste medieval. Una es una representación valorada de Santa María en Trastevere, una de las muchas iglesias romanas dedicadas a la Virgen María. Otra, una imagen soprepintada sobre otra versión más antigua, es venerada en el Pantheon, que era la gran maravilla arquitectónica del antiguo Imperio romano, que fue rededicado a María como expresión del triunfo de la iglesia frente a las persecuciones de la Roma pagana
  • Segundo. En cuanto al estilo y contenido, es decir la iconografía: Cada imagen destaca el papel maternal que María desempeña, representándola en relación a su hijo infante. Es difícil calibrar las fechas del racimo de estas imágenes anteriores, sin embargo, parecen ser en su totalidad trabajos de los siglos VII y VIII.